viernes, 4 de noviembre de 2016

Decrepitud


 Tranquiliza mirar por la ventana y encontrar toda esa decrepitud. El caos de sombras, hierros y cables que resalta un sol sesgado y cruel como una cuchilla separando uña y carne. Indiferente al dolor, a la humillación que ilumina y contrasta.
Mi pensamiento es como la fachada castigada, lleno de sombras y deterioros, de cables cruzados.
Cicatrices en las redes sinápticas.
Es un orgullo asomarse a la ventana y toparse con algo tan parecido a mi cerebro.
Porque he conseguido la misma decrepitud en mucho menos tiempo que el empleado por el planeta para arruinar la casa.
Soy un recordman de la decadencia.
Y luzco con los brazos en alto una copa oxidada con una sonrisa torcida.

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