Tras casi dos años de acoso policial por coronavirus, con extorsión mafiosa, cárcel domiciliaria a régimen de veinticuatro horas, cárcel nocturna, el decreto de respirar con bozal a cielo abierto (mascarilla en jerga nazi española), en definitiva, la prohibición de respirar e imposición de una respiración indigna e insana, la obligación de pincharse una vacuna que no vacuna y la segregación racial a la que fue sometida una buena parte de los ciudadanos para chantajearlos con pobreza y humillación por la vacuna. Las violaciones de los domicilios particulares, auténticos asaltos de policía anti droga; la pasma revisando bolsas de la compra de los ciudadanos para inspeccionar que nadie hubiera comprado algo prohibido en un supermercado… Lógicamente la pasma o la Gestapo del Coronavirus Español y ahora, por lo visto la Gestapo del Clima; no va a ser en absoluto querida por todos aquellos que fueron acosados, violada su libertad, incluso la biológica y humillados (incluso ante sus hijos) también por niñatos de supermercado y porteros con una estrella de sheriff colgada de la tetilla con la que se creían el puto Millán Astray.
De repente los ciudadanos se convirtieron en delincuentes en potencia, el caudillo español penitenciario fascista homosexual y sanitario, junto a sus caciques nazis autonómicos y alcaldes, no eran más que alcaides de una prisión robando el dinero y el tabaco que llegaba a los presos.
Cuando veías a la pasma, pensabas: “A ver qué me va a decir este cabrón”.
El ciudadano tenía que bregar también contra los chivatos que lamían los genitales de esos policías y jerarcas nazis. Y ahí también debe haber una buena violencia acumulada, ya que se han de saldar muchas cuentas y castigar a los chivatos que provocaron entradas policiales en los domicilios, arrestos y multas.
Quien la hace la paga ¿no?
Hay mucho rencor acumulado y mucha mierda que devolver.
Durante los primeros días de encarcelamiento en España, cuando se instauró con el coronavirus, 14/03/2020, la Dictadura Penitenciaria Fascista Española Homosexual Sanitaria; el órgano de difusión nazi del gobierno, la televisión pública y privada, pasaba videos caseros de ciudadanos que eran apresados, multados y de los gloriosos chivatos como una valiosa ayuda para la Gestapo Española. Uno de los primeros videos, el que me hizo vomitar, fue el de una chica corriendo con ropa de deporte; una parejita de la pasma la quiso detener y como se resistía un poco, la tiraron al suelo y los dos polis la trataron como si fuera el mismísimo puto Pablo Escobar; pero lo horrible era la voz de la cerda que desde su casa grababa la propaganda y sin duda alguna la chivata: ¡Pero mírala! ¡Pero mírala! ¡Haberte quedado en casa!, gritaba la tipa del teléfono como los cerdos que degüellan. Y para mayor inri tenía una voz repugnante de puta vieja sifilítica, como si hubiera mamado tantas pollas en su vida que sus cuerdas vocales parecieran las de un gorrino.
Aquello me impactó mucho. Yo pensaba: ¿Cómo no matar a la cerda que graba y grita así, pedazo de puta marrana? Y luego, simplemente vomité.
Desde luego, son muy pocas agresiones a la pasma por el daño, humillación, ofensas y ruinas que causaron. Son cosas que se guardan dentro, a presión; como es lógico si uno se considera con un mínimo de dignidad y no un cerdo obediente hacia el matadero.
Y bueno, ya iremos sabiendo de los acusadores colaboradores del nazismo español, cuantos caerán por una cuestión de justa venganza.
Insisto el gobierno y su prensa mienten. Son muy pocas agresiones a la pasma, y no solo en Madrid, sino en todo el territorio fascista español. Estoy seguro de que afortunadamente, habrá habido más.