jueves, 19 de noviembre de 2020

La razón de la religiosidad


Los actos de fe nacen de necesidad, ambición, carencia e indolencia.

El ser humano abrazó la religiosidad cuando perdió el coraje para sobrevivir en la naturaleza y la libertad para vivir donde necesitara o eligiera.

Todo lo demás es cháchara.

miércoles, 18 de noviembre de 2020

El futuro, una broma de mal gusto


Es una estupidez preocuparse por el futuro cuando el presente es una mierda.

La vida es ya, no transcurre unos años más allá del hoy. Porque más allá del hoy, te sales del borde de la vida, te mueres.

Que cada cual haga con su presente lo que pueda.

Y si quiere malgastarlo mirando el futuro, que lo haga. Pero mi tiempo es mío, que nadie cuente con él.

Dejad de joder con las futuras generaciones que algunas ni siquiera existen y otras no llegarán a nacer.

La única forma digna de vivir es exprimiendo el presente.

El futuro está bien para la ciencia ficción y para los físicos que pueden perder el tiempo y además ganar dinero divagando cosas cuánticas y relativas que no conducen a ninguna parte.

El veneno del nuevo y normal fascismo español


Era de prever que el nuevo y normal fascismo español del coronavirus quisiera rematar el trabajo que la represión, su enfermedad y la ruina no ha conseguido.

Por eso va a obligar a la chusma a vacunarse con su veneno para hacer ya un buen trabajo de una vez por todas.

Quien haya trabajado en la industria farmacéutica, sabe bien que un medicamento requiere desde su creación hasta poder consumirlo, una media de diez años de estudio.

Bienvenidos a la nueva talidomida española.

Los caudillos españoles tienen un afán rayano en una beatitud franquista por salvar la vida de la chusma votante.

Como tienen tiempo y dinero de sobras, pueden inventar mil mierdas para seguir jodiendo la salud; pero ante todo, para acabar con la libertad en sus campos de concentración: los centros de salud donde inyectarán el veneno.

martes, 17 de noviembre de 2020

La libertad es enfermedad


Toda dictadura necesita asfixiar libertades y asesinar sistemáticamente para hacerse fuerte e instaurar su tiranía del miedo.

Se trata de una cuestión de estrategia si: asesinar con fusilamientos y tortura; o bien con terror, ruina, hambre y enfermedad.

En cualquier dictadura, la más mínima y elemental libertad de movimiento está limitada a lo que los genitales de presidentes, ministros y la bofia dicten.

Es esencial entender que no existe ninguna enfermedad que destruya la libertad.

Los actuales gobiernos fascistas han inculcado en el imaginario de la chusma que libertad es enfermedad. Gobiernos con políticos que se han formado exclusivamente en docencia y educación para deficientes mentales; de ahí el éxito de sus dictaduras y bozales.

Quien se crea que la libertad es enfermedad o su causa, debería hacer lo posible por suicidarse y mientras se decide, que no se reproduzca.

lunes, 16 de noviembre de 2020

Las noches muertas


Son noches muertas las que dictan los tiranos, estafadores electos que las decretan oscuras y con una libertad podrida. Dictadores que han sido elevados a rango de presidentes o ministros por una turba de cobardes e ignorantes votantes.

La enfermedad no es un coronavirus, la enfermedad es la dictadura y la destrucción de la libertad más básica, que apenas existe ya.

Gracias al coronavirus y el terror el gobierno ha instaurado su absolutismo sin violencia sangrienta; pero dejando morir a miles de personas (no sé qué grado de homicidio será, tal vez sea simple genocidio) con los aplausos de una sociedad degenerada y su miedo enfermizo e inmovilizador.

Todo lo que es mayoría es mediocridad e indignidad. Ahí radica el secreto de que la mezquindad, la envidia y la cobardía se hayan convertido en un gen más en el ADN humano.

Han follado tanto en una orgía endogámica, que han clonado en sí mismos todas las miserias.

Los caudillos han resucitado las noches más negras, las noches prisión en las que patrullan como animales venenosos los asesinos de la libertad; ávidos de encarcelar y sancionar, corruptos de una moral marcada por la miseria de sus amos votados. Cobardes, porque al final, también son populacho votante.

España y su desmesurado amor por los dictadores… Tiene necesidad de ellos; debe ser porque su población considera que es mejor un cerebro podrido que ninguno.

España no puede sacudirse de encima la espina de los caudillos, de noches muertas e hipócrita paternalismo. Porque la letra con sangre entra ¿verdad, hijoputas? A los sumisos cabestros les excita sexualmente como el “no me temblará la mano al ir contra vosotros”, que tanto gusta de perorar a los dictadores españoles.

El fetichismo de la dictadura es la peste real.

domingo, 15 de noviembre de 2020

Matar a Dios


Si no puedes matar a Dios ¿qué esperanza te queda de vivir una vida plena?

Porque Dios lo estropea todo.

Dios no sabe hacer las cosas bien. Ni siquiera es un dios, es un impostor.

Dios es un chapucero.

Así que, si no puedo pegarle un navajazo en la garganta estoy perdido.

El viento puede arrastrar las cosas muertas sin son vegetales y ligeras; pero los cadáveres, su putrefacción y los excrementos de sus intestinos, se quedan en el lugar haciendo el aire irrespirable.

Enterrar a los muertos es un ritual higiénico.

Algo salió mal con la invención de Dios y su apestoso hálito de vida/obediencia/muerte/descomposición/hedor/paraíso.

Se debería poder asesinar a Dios; solo haría falta que para ello, existiera. Y luego no sería necesario rajarle el cuello, la simple certeza de que podrías matarlo, te relajaría con la tranquilidad de una fundada esperanza de que algo empiece a ir bien.

El gore en la democracia


En muchas películas gore los cerdos son alimentados con humanos vivos o sus cadáveres. En la democracia, son cebados con los votos con los que son elegidos y por los robos, expolios y prisiones que dictan con sus tripas ya satisfechas de miserias.

Y así, en las noches de prisión que decretan los cerdos o caudillos electos, pueden rondar impunemente por las ciudades que les pertenecen con sus fieros lagartos venenosos patrullando criminalmente.

Y una mierda otra pandemia



Lo peor que puede pasar ya, es que los cobardes, cuando el Nuevo y Normal Fascismo Español del Coronavirus decrete otras muchas semanas de prisión para los ciudadanos; se mueran de asco los que sobrevivan al hambre.

Lo del miedo, nada nuevo bajo el sol, España tiene superávit de gallinas de toda la vida.

No problem.

Es que a los “periodistas” (con el nuevo fascismo normal español, los periodistas de verdad han muerto), en este caso los de El Independiente, se les seca el cerebro y no saben lo que dicen.

Si a mí me pagaran por mierda escrita, no tendría escrúpulos en hacer lo mismo que ellos.


sábado, 14 de noviembre de 2020

Nueva libreta de reflexiones sórdidas y otras delicadezas


¡Hala! Otra más de muchas…

Es que no hay mejor y más económico procesador de textos que la tinta y el papel.

Causas una extraña sensación; pero nada es perfecto.

Es que si no plasmo primero mi pensamiento en un soporte sólido y táctil, es como si descargara demasiado rápido la cisterna del inodoro, sin saber qué cosas han ocurrido debajo de mí durante todo ese tiempo.

Llegó la hora

 


La cochina sinceridad


Enseñar a tu hijo a ser sincero, además de ingenuidad, debería ser un delito de agresión al intelecto y la autodefensa. Y si además lo educas en la cobardía, tendrás a la mejor y más grande de las gallinas calvas.

La idea de la verdad es un mito, cualquier ser medianamente inteligente no necesita que le digan ninguna verdad. Yo lo sé todo de una forma natural e incluso coloquial. Es más, cuando una boca me suelta una verdad, pasa automáticamente a ser mentira; siempre y cuando el sujeto sea merecedor de ello. No soy buen psicólogo, pero mis oídos pésimos para la música, captan las indecentes vibraciones de la mentira en rangos tan altos y profundos que los murciélagos me veneran.

Las mentiras siempre son graciosas y la verdad atufa tanto a mediocridad que resulta deprimente.

Soy suspicaz como un dios, susceptible y sistemáticamente escéptico.

Las putas por ejemplo (profesionales y profesionales sin cobrar y sin saberlo), en toda conversación y con mucha dignidad siempre dicen que van con la verdad por delante. Es irónico ¿no? Porque luego, durante o tras el servicio, te dicen que eres un machote y aún mastican chicle aburridas. No lo dicen para que te lo creas, pero tampoco estamos ante esa sinceridad desgarradora, ser puta no está reñido con ser mediocre también. Ocurre lo mismo con los electricistas como yo.

También hay hombres que alardean de ultra sinceridad; pero yo no me acerco a ellos porque no soy maricón; prefiero a las putas por muy sinceras que sean.

Es una constante que, quien alardea de ir siempre con la verdad por delante, es un mentiroso de mierda. Una cosa es ir con la verdad y otra cosa es que te creas tus propias mentiras y las divulgues como dogmas grabados en piedra por un Moisés que ha fumado demasiada maría.

La verdad es tan voluble que no se puede exigir debido a su mutabilidad.

Hay un dicho: Si no quieres que te mientan, no preguntes.

Estoy de acuerdo.

Así que esos grandes ejemplos vivientes y monumentales, tótems de la más humana sinceridad, que usen sus verdades para hacer el desayuno de sus hijos o para la higiene íntima personal.

Y a trabajar, que la jodida sinceridad ni da de comer ni ganas de follar. Ni siquiera os da carisma, sinceros de los cojones.

viernes, 13 de noviembre de 2020

Coronaviernes 13


Hoy es viernes 13, mal día para las sociedades supersticiosas del cine de habla inglesa. Y como hay globalización, también para los gitanos.

A mí al igual que el martes 13 español, me la pela.

Es viernes 13, y para mayor inri, con coronavirus.

Es un tanto morboso observar a la gente caminar atemorizada y deprimida por dos frentes a la vez, por la enfermedad y la superstición.

Bueno, ambas cosas son nada en este momento, pura estafa y engaño; pero ellos se cagan por la pata abajo, como si Jason, que además lleva mascarilla, (es un maníaco profiláctico, no sé a qué vienen tantos remilgos y miedos) les rondara el cuello con un puñal de trescientos metros de largo cargado de pelotitas de virus.

Hoy definitivamente me da la risa también; a pesar de tanto peligro, Valiente Cabrón son mis apellidos.

Precioso…

¡Buuu!


Compañero de mimos


Esta mierda del compañero de mimos debe tratarse del siguiente acto de la dictadura de la cobardía, el que sigue a los aplausos a los carceleros fascistas del encarcelamiento de la primera ola del coronavirus. Y los aplausos a los sanitarios que nadie conocía, a las cajeras del súper y al barrendero que no barría. Al “quédate en casa, que todo irá bien, idiota”.

Es que me tienen asqueado. La edad mental de la chusma está retrocediendo peligrosamente hacia la deficiencia en la misma medida que la cobardía, el conformismo y la pasividad suben pudriéndoles el cerebro.

Qué coño vacuna… Extinción humana es lo que necesita el planeta.

jueves, 12 de noviembre de 2020

Soy un buitre


Escribo cosas raras, mezquinas, imposibles, dolorosas, humillantes, sórdidas, degeneradas. Y describo con precisión quirúrgica la mediocridad que me rodea asfixiándome.

Y escribo del amor cuando existe.

Soy el carroñero de la literatura.

Alguien debía hacer el trabajo.


El Black Friday del fascismo español