Las cartas al director que se publican, suelen ser una especie de cátedra repleta de formalismo y una conciencia social vomitiva. La pedantería de todas esas palabras académicamente ordenadas, enturbia mi visión y me hace hostil al redactor y su causa.
Acabaría despreciándome a mí mismo si leyera mi propia carta.
Y luego se la enmarcarán.
Buenos ciudadanos...
Deberían prohibir escribir a los pedantes integrados en su sociedad; son molestos.
Buen sexo.
Iconoclasta