Hay dos opciones para mirar los patios de las prisiones: ser un biólogo antropólogo del ser humano, sub especie presidiaria para documentar la vida de estos animales carcelarios.
O bien, por voyerismo fetichista: hay hombres y mujeres que se masturban con hombres y mujeres sudando en sórdidos escenarios: levantando pesas y tocándose en las zonas del patio donde hay sombra.
Ambas opciones son completamente inocuas, no pueden hacer daño a nadie y mucho menos afectar a la seguridad del centro penitenciario.
Es más o menos como si en los tiempos del encarcelamiento que decretó el gobierno fascista penitenciario español del coronavirus, alguien desde el balcón de su casa decidiera jugar con un dron y por casualidad viera a un padre toqueteando a su hija adolescente, ambos calientes por tanta prisión.
Son cosas que pasan, no hay de que alarmarse.
El incesto en caso de prisión es un lógico alivio 😋😀🥰.