Mostrando entradas con la etiqueta misantropía. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta misantropía. Mostrar todas las entradas

viernes, 28 de abril de 2023

tg--Jade Negro y nuestras almas--ic

El alma desciende a los pies para alejarse cuanto pueda de la destructora ira, tiene miedo a ser desgarrada.

Es por ello que dicen de los violentos que son desalmados.

El forense no les examinó bien los pies.

En el alma tradicionalmente habitan las actitudes altas y nobles, las emociones amables. Sin embargo el alma es un velo sutil que se deshilacha fácilmente cuando los puños se cierran o la boca saliva abundantemente por una ira. Se desliza hacia abajo, hacia las patas; porque sabe que moriría si se interpusiera en el camino de la violencia o del odio extático, irracional.

La superchería o religiosidad de rebaño, cómo no, educa a mantener el alma bien alta para que aceptes todo mandamiento y castigo con resignación. Que el alma te proporcione una beatitud digna de morir con un homenaje y liturgia que se pueden meter en el culo.

El alma quiere hacer de ti un mártir.

No existe el bien y el mal.

Existe la ira, el miedo y la obediencia servil. Es el único bagaje humano para vivir y sobrevivir. Las tres actitudes que mantienen una lucha dogmática en la mente de los seres humanos civilizados, castrados ya de su naturaleza.

Jade Negro se ríe y dice “yo tengo el alma en el chocho”. Arriba le da dolor de cabeza y náuseas. Y como el alma es suave, los rabos le resbalan mejor.

–Quiero tu alma amarga, como los hígados que desgarro y devoro –cuando Jade habla parece que lo hace con los ojos, con sus grandes ojos.

–Soy un agujero negro, no tengo alma, soy de metal corrupto -le respondo con un sarcasmo poco convincente.

Pienso que la misantropía pudiera haber devorado mi alma si alguna vez existió.

Me escucha con el ademán de quien ha oído algo lejano e ininteligible, con expresión de “me ha parecido oír algo y no sé qué”, aleteando sus maquilladas pestañas rápidamente.

Tal vez sea ella mi alma porque me ha provocado una sonora carcajada. ¡Qué cabrona! En un segundo ha hecho mierda mi hastío vital, donde dormita la ira.

También le gustaría probar mi sangre; pero le da miedo beber demasiada y que no “te quede la suficiente para poner la polla bien dura”.

Sopeso contestarle que tampoco tengo polla, no una que se merezca.

–Te romperías los dientes –me arriesgo a no ser humilde.

Y ríe estruendosamente.

Continuamos charlando de almas, iras y alegrías; mientras sorbe ruidosamente un Bloody Mary que por sugestión le calma la sed. Y yo fumo como si la besara.

Jade es una hermosa criatura. Y todas las cosas bellas exhiben un cultivado descaro y desenfado que las hace ingenuas e irresistibles, una trampa para atraer a sus víctimas.

Porque es sabia y ancestral como un dios. Su ingenuidad es solo un arte cinegético.

Hace maravillosa la vida cuando aparece iluminando mi oscuridad.

Sin ella no podría sonreír.

No amarla calladamente con el pesar de la imposibilidad, es imposible.

Y lo lee en los jirones de mi alma que parecen colapsar el corazón. Lo sabe…



Iconoclasta

Foto de Iconoclasta.