El budismo no lo acaba de explicar bien: ¿Cómo
puede transmigrar un alma maltrecha, con una energía que apenas provoca una
mísera emoción y mucho menos una idea interesante? Deberían morir las almas
taradas que se reencarnan en personalidades de renombre.
El mundo de la política (o el tráfico de
drogas), los militares y los religiosos son ejemplo de este tipo de
transmigración del alma degenerativa y tarada que provoca la aparición de
líderes suficientemente idiotas para que la chusma les vote en eso que llaman
eufemísticamente democracias debidamente repartidas por todo el planeta.
Si al menos no vinieran con el cuento ese de
la libertad, nos ahorrarían perder el tiempo votando y eligiendo al menos
cabrón.
Om…
Precioso el color de las auras.
Buen sexo.
Iconoclasta