No hay día que un tarado esté callado, sea un corrupto narco político español de los tantos que hay en el gobierno o un discapacitado mental gabacho que hace cine arrabalero de elegancia narco morisca soporífera como, mismamente, el ladrillo Un profeta.
Y es bueno que rajen los tarados aunque sea en francés (no me refiero a la mamada). Cada vez que un subnormal como este director de bodrios abre la boca, nos da de qué reír y pasar un buen rato insultándolo de una forma coloquial y amena.
A éste le pasa como al camello que no sabe que tiene chepa. La indigencia mental de este figura gabacho explica graciosamente el porqué de ese cine que comete sin ningún pudor. Y el tiempo que te hace perder hasta que detienes la reproducción de su ladrillo, pues te lo cobras con cosas ingeniosas escritas en castellano como esta misma reflexión producto de una vida tosca y alejada de la elegancia de la aristocracia francesa que no fue decapitada y se reprodujo en libertad en Haití, Argelia, Vietnam, etc…
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