miércoles, 13 de mayo de 2015

Oscuros


No estoy seguro de que exista la felicidad, simplemente existe la ausencia de necesidad, el nivel más alto y perfecto de conciencia.
La felicidad y sus sonrisas un tanto banales, entran en el terreno de la narcosis.
Y dios solo pega y calla en la joroba de los crédulos.
La vanidad y la alegría por nada es el hipócrita escudo de lo superficial y la cobardía a la muerte.
En la inquietud y la sombra es donde anidan los sueños que nos hacen descaradamente valientes y épicos.
Los estigmas de Cristo se pudrieron en pocas horas; las sombras de nuestros amados muertos sobreviven y vuelan por encima de sagrados cadáveres.
Si un estigma no es una herida en el alma, es solo un roce fortuito, la quemadura de un cigarrillo en unas manos torpes.
Seamos ocultos y secretos antes de morir, si pudiera ser.

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