miércoles, 29 de octubre de 2014

Una perla en mi cerebro


Hay un bulto alojado en mi cerebro, en lo más profundo. Pequeño y duro como una perla.
Y eso me hace sentir como una maldita ostra parasitada y segrego nácar irritante y venenoso.
Cuanto más sé de la humanidad, más grande se hace la perla, como si se formara con asco y desprecio.
Hay gente (cerdos de dos patas) que justifica a los asesinos porque matan alborotadores. Y resulta que esos alborotadores, son padres de hijos torturados y quemados.
Me cago en Dios. Que grande y repugnante se hace la perla en mi cerebro...
Me cago en Dios y en un  México en el que los idiotas le comen la verga a sus propios asesinos, hasta en la intimidad de su cobarde e ignorante pensamiento servil. Igual que en su tiempo, otros cerdos amaron a Franco en la España de mierda.
El fascismo es igual en todas las épocas y debería morir mucha más gente de la que matan los asesinos del poder y el poder mismo.
Tengo una puta perla en el cerebro que no tiene más valor que un excremento de perro.
No hay suficientes días para celebrar a los muertos, ni mueren los que debieran. La vida es una mierda y al final, no hay nada.
Maldita perla inoperable... Estará toda la puta vida conmigo.

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