martes, 23 de agosto de 2011

La Yawar Fiesta



Coge un enorme cóndor, lo atas al lomo de un toro y los cuatro gilipollas de la aldea se pondrán a correr como locas delante de los dos animales.
(Una lágrima surca mi sonrosado rostro ante la emoción).
Más o menos es una representación simbólica de la lucha de las culturas andina y española. Y ahora está más en auge que nunca, puesto que los emigrantes que vuelven a Perú con ínfulas de nuevos ricos, se las dan de amos de explotación de negros algodoneros y les regalan a los pueblerinos algo de feria para pasar el rato y así que les besen el culo por su gran generosidad.
Yo digo que me gustaría más que al nuevo rico en cuestión le amarraran los cojones al lomo del toro y batiera las orejas como si fueran alas (antes que se quite el ridículo sombrero típico).
Y ya pueden echar a correr los tontos del pueblo delante de esa representación chapucera de un toro alado.

Y que salte y salte el toro, hasta que el rico peruano se quede estéril y así no se perpetúe la estulticia.

Preciosa la riqueza folclórica del planeta. Me la pone dura.


Buen sexo.
Iconoclasta

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