jueves, 20 de agosto de 2015

Una escena costumbrista en el mercado


-Deme un cuarto de amor.
-El único que me queda caducará mañana.
-Es igual, me voy a suicidar dentro de un rato.
-En ese caso, por un poco más, puede llevarse algo de alegría deshidratada, le irá bien para combatir la sensación de tristeza ante el final del amor y la vida.
-Está bien, póngame una bolsita.
-La alegría no hace falta que la meta en un vaso con agua para tomarla, basta que la deje en la lengua hasta que se diluya con la saliva, media hora antes de morir, es muy concentrada. El amor deberá tomarlo cuatro horas antes del suicidio, es lento de metabolizar. Lo puede freír o si le gusta que sangre al cortar, tómelo crudo. A su gusto. Son treinta y cuatro euros.
-Tenga cien, ya no voy a necesitar dinero.
-Gracias, señor. Feliz muerte.
-Hasta nunca.

No hay comentarios: