viernes, 22 de marzo de 2013

Danzantes prehispánicos y otras hierbas




El folclore y las tradiciones están muy bien. Son necesarias para preservar la cultura y crean nostalgias entrañables; pero me rechinan los dientes cuando en un semáforo se me acerca un tipo con taparrabos y plumas y díceme: Soy universitario.
Me quedo bizco ante el taparrabos y las plumas, imaginando a Hernán Cortés sujetándolo con un mecate atado al cuello. Recapacito sobre las culturas en las que las mujeres, suajilis y masais por ejemplo, exhiben sus tetas sin pudor (para que tengan interés antropológico no han de superar los veinte años, de lo contrario hay que observar sus pezones dirigiendo la mirada a sus tobillos) a los turistas y en los documentales, maldiciendo mi suerte de que siempre me toque macho en los semáforos.
Y respóndole: Pues yo creo en las formaciones calizas de las cuevas en forma de nabo.
Y arranco el coche antes de que me ponga bajo la nariz una lata oxidada de trozos de melocotones para que le tire unos pesos que pienso invertir en tabaco.
A través del retrovisor observo una estela de plumas de pollo revoloteando en el aire.
Tengo una vena poética…
Excelso.

Buen sexo.
Iconoclasta

jueves, 7 de marzo de 2013

Hugo Chávez, la movilización del ejército y la policía




Aparte del drama que representa para otros la muerte de un político y dictador querido por ellos y solo por ellos, lo que más me ha hecho sonreír y pensar de la muerte de este tío (el Chávez), es que en cuanto se supo que la había palmado, se movilizó el ejército y la policía en todo el país, Venezuela para más señas.

¿Para qué se moviliza el ejército y a la policía? Seguramente será para evitar que el pueblo se suicide en masa por la muerte de su padre, presidente y sacerdote. Cuando a un tipo se le quiere tanto y se muere, el pueblo como es valiente, culto y decidido, lo sigue hasta en la muerte.

Y es que no hay otra razón por la cual en un país donde se ama tanto a su presidente muerto, sea necesario el ejército y la policía. A menos que quieran lucirse en las fotos aéreas con esas multitudes, seguramente a punto de suicidarse por amor al jefe.

O eso, o es que los militares desconfían del amor de su pueblo.

No… Imposible…

Y todo esto me lleva a pensar que de Cuba, más que con los médicos, me quedo con los Partagás, sinceramente. Aunque me nazca un hijo de color gris y se me caiga la lengua a trozos.

Hugo rima con tarugo.
Es que me parto.

Buen sexo.
Iconoclasta