viernes, 26 de agosto de 2011

Un consejo de la Iglesia



Buen sexo.
Iconoclasta

martes, 23 de agosto de 2011

La Yawar Fiesta



Coge un enorme cóndor, lo atas al lomo de un toro y los cuatro gilipollas de la aldea se pondrán a correr como locas delante de los dos animales.
(Una lágrima surca mi sonrosado rostro ante la emoción).
Más o menos es una representación simbólica de la lucha de las culturas andina y española. Y ahora está más en auge que nunca, puesto que los emigrantes que vuelven a Perú con ínfulas de nuevos ricos, se las dan de amos de explotación de negros algodoneros y les regalan a los pueblerinos algo de feria para pasar el rato y así que les besen el culo por su gran generosidad.
Yo digo que me gustaría más que al nuevo rico en cuestión le amarraran los cojones al lomo del toro y batiera las orejas como si fueran alas (antes que se quite el ridículo sombrero típico).
Y ya pueden echar a correr los tontos del pueblo delante de esa representación chapucera de un toro alado.

Y que salte y salte el toro, hasta que el rico peruano se quede estéril y así no se perpetúe la estulticia.

Preciosa la riqueza folclórica del planeta. Me la pone dura.


Buen sexo.
Iconoclasta

Epitafio 16

Mi nicho es mi castillo, que los cocodrilos del foso velen por mi paz eterna y verdadera.
Prohibido dar de comer a los animales, es necesario que estén hambrientos.

Buen sexo.
Iconoclasta

miércoles, 17 de agosto de 2011

Muertes bailongas


Las muertes en los antros y discotecas por asfixia y cremación son esas cosas que siempre me han provocado un temor ancestral (aunque tampoco es algo que me provoque pesadillas, quería ser literario). Siempre he sentido una pena infinita por los muertos que se quedan pegados unos a otros por los vapores cianúricos de los artificiales materiales que usan para el equipamiento de estos locales.
Claro que ellos no tienen la culpa de morir, no del todo.

¿Pero qué coño hacen cientos de adultos con síndrome agudo de adolescente de sexo inquieto y no consolado, apiñados unos contra otros? Es normal cogerse el vientre cuando se retuerce con un ruido espantoso. Más concretamente cuando dan ganas de cagar con esa fuerza centrífuga irritante que tensa los dedos de los pies y obliga a apretar las nalgas con fuerza. Eso ocurre cuando me imagino muerto con ellos. Bueno, no es que sea elitista, pero yo no me junto con cualquiera.
¡Ah esos borregos adocenados de fiebre dance!

Buen sexo.
Iconoclasta

Al filo de la palabra nº 8

http://alfilodelapalabra.wordpress.com/2011/08/16/al-filo-de-la-palabra-n%C2%BA-8/