Ya se veía venir de hace meses que se avecinaba una posguerra, y como España es así de podrida, además nos quitan lo mejor, el placer de la guerra: su salvaje libertad de matar gratis, sin los putos avales de la puta justicia.
Volverán las cartillas de racionamiento, junto con hogueras en bidones en las calles y el brazalete nazi o pasaporte de vacunación bien ceñido para demostrar ante la policía política española ser un buen nazi.
Y ahí tenéis al Caudillo preparando nuevos dogmas, liturgias y catecismos neonazis para que la chusma o la masa electoral aplauda el hambre, la ruina y la enfermedad a la que son sometidos por el Estado Penitenciario Español y además, besen sus santos pies de Caudillo por ser el gran protector y patrono del puto cambio climático.
Es que cada país tiene lo que merece su pueblo manso y aplaudidor. Y en España, además, bozal crónico.