miércoles, 12 de diciembre de 2018

Fascistas bajo palio


Si años atrás el puto generalísimo Franco paseaba bajo palio como un obispo maricón, la historia se repite con distinto atrezo; en esencia la misma mierda.
El Torra (presidente del gobierno de Cataluña), la semana pasada se montó un teatro paranoico donde el ambientador de la platea olía a rancio y añejo. El tipo en cuestión tras pedir que los catalanes se sacrificaran en una guerra al estilo esloveno, se escondió en el monasterio de Montserrat, que es ni más ni menos, el Valle de los Caídos de los catalanes; y la virgen Moreneta pues, viene a ser el Cristo de Lepanto español.
Bueno, hasta aquí todo normal, porque ya se sabe que todos los iluminados son alérgicos al sacrificio y al dolor que ellos mismos predican.
Dijo el Torra muy pillo él: “voy a ayunar en Monserrat solidarizándome con los pardillos que están en la trena”.
Torra y yo sabemos que no ayunó, y que cambió la sosa ratafia por un buen vino de verdad, con solera y de alto precio.
Es que no nací ayer.
¿Por qué todos los fascistas, falangistas y racistas se acogen a Sagrado? Muy sencillo, se creen ellos mismos unos enviados y que donde mejor están es con los curas y su iglesia, a salvo de palos, tiros, hambre y enfermedad.
Se han de conservar sanos para luego, poder abusar de los que queden vivos.
Iglesia y totalitarismo son siameses, a los que no se puede separar, solo aniquilar juntos.
No hay mucho más que decir. Los que queden vivos tras una guerra que no pidieron serán salpicados por el hisopo de un obispo y a su lado irá un presidente de rostro grave y compungido pero; con la tripa a reventar de embutidos y licores.
Mierda para los dictadores muertos, los vivos y los futuros.
Esto es una porquería iterativa en bucle infinito.
Los putos condes, marqueses, abades y toda la parafernalia del oscurantismo vuelve a asomar su rostro mierdoso con absoluta impunidad.

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