sábado, 22 de marzo de 2014

Hambre sexual y depresión

Y aún recuerda metiéndose la mano entre los muslos y abriendo su vagina, como era follada en la camilla del servicio médico, a plena luz, con el ruido de la calle. Con el morbo de una mala puerta cerrada, de un idiota que le esperaba mientras de placer gemía y gemía y gemía...
Y llora mientras se masturba, llora lo efímero del placer... LLora haberse equivocado de hombre.
LLora su libertad que no acaba de encontrar.
Y llora a los muertos y añora a los vivos porque la depresión pide lágrimas de cualquier tipo, al igual que su sexo necesita carne nueva.
Con sexos en la boca llora lo que no consigue y pierde lo que tuvo.
Qué goce y que mierda de vida, no sabe que pensar.

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