Construir para derribar tiene sentido.
Hay demasiados edificios que han envejecido,
decadentes. Evocan a sus viejos y estúpidos moradores.
Una vez ha llegado la
vejez, hay que morir. Las ventanas y la mampostería se cansan de tanto sol,
como el pellejo de los mediocres se curte como cuero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario