miércoles, 8 de septiembre de 2010

Viejos y playa



Se acaba el verano y atrás quedan esas sanguijuelas humanas que por falta de inteligencia, imaginación y actividad sexual, se acercan a la toalla que tienes extendida en la playa y se colocan muy cerca de ti a pesar de estar vacía la jodida playa.
¿Verdad que son irritantes? No te sacan ojo de encima y sus asquerosas orejas llenas de verrugas, se dirigen hacia nuestras conversaciones como un perro las mueve.
Y huelen mal, no sé que tienen los que se colocan cerca; pero apestan.
Huelen a chorizo rancio y pan con aceite barato.
Los refrescos de cola son esos avinagrados que venden en los grandes almacenes a precio de mendicidad.
Son viejos que curiosean, que buscan poder ver el vello púbico, que espían y espían mal con sus viejos cerebros inservibles. Sus vidas son tan idiotas como lerdos nacieron.
Así que me jodo y levanto la toalla para irme lejos de esos apestosos.
Tampoco les aviso a esos viejos de oídos sordos, que la máquina rastrilladora de limpieza, la tienen tan cerca que los va a hacer pedazos.
Tercera edad... Si existiera una cuarta sería para suicidarse.

Qué chochos.

Buen sexo.
Iconoclasta

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