sábado, 30 de junio de 2018

Días de orgullo y cobardía


Si fuera marica no celebraría el día del orgullo homo y lesbiano (incluyo a los trans, que en definitiva son lo mismo). Aunque me jodiera.
Sinceramente, todos los colectivos me provocan una seria irritación cerebral.
Lo cierto es que nunca perteneceré a ningún grupo social, secta, religión o corporación.
Hablando en plata: a ningún rebaño de mierda de ninguna especie de mierda.
Por otra parte, los maricas son demasiado chillones, son demasiado alegres y desbocados, como si sufrieran una neurosis aguda.
Hoy tocaba ser incorrecto y todas esas cosas.
Hay que joderse.
Porque si yo me jodo, ¿qué de malo tiene que se jodan los demás?
Hay personas queridas y otras simplemente invisibles o absolutamente despreciables.
Yo soy un despreciable, porque sinceramente, me importa una mierda lo que les ocurra a muchos. Exactamente igual que lo que les importa a muchos lo que ocurra conmigo.
Celebraciones son las cosas que distraen a las bestias que no tienen un intelecto suficientemente desarrollado para ofender y defenderse por sus propios medios, normalmente es una cuestión de cobardía.
El día del orgullo gay y el del trabajador… Son ejemplos de la celebración de la cobardía y de la absoluta ausencia de individualismo que se come esta puta sociedad ladrona de identidad y creación.
A la mierda… Los orgullos son vanidades coloridas hasta el asco, injustificadas, culos al aire que bailan al son de la cobardía y la indecencia de la colectividad, cáncer de la libertad.
Maricas, tortilleras, trabajadores y otras hierbas.
¡Qué cansinos, qué deprimentes, qué decadentes!
Y yo un perfecto cabrón.
Me parece bien.

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