miércoles, 25 de marzo de 2009

Aborto, follar y felinos

Los católicos deberían educar mejor a sus promiscuas hijas y no preocuparse tanto del lince ibérico.
Estoy seguro de que nadie obligará a abortar a sus retoñas e impedir con ello el justo castigo que se merecen por casquivanas y salidas. A su lujuria o la de sus violadores, claro.
Que los lamentos y prohibiciones los ciñan a su secta, que nadie les reprochará que acaten sumisos las órdenes y preceptos de sus amos.
Hay que ser consecuentes, cristianos.
A menos que os dediquéis a bautizar linces y focas en la Antártida, no deberíais mezclar los cojones con el trigo.
Ego os absolvo, pecadores.

Buen sexo.
Iconoclasta

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