sábado, 6 de febrero de 2010

Me es indiferente


Dos hombres bien trajeados charlaban animadamente en el vagón del metro. Uno de ellos dijo:
—Me es indiferente.
Un tío bastante lerdo que se encontraba muy cerca de ellos, quedó impactado por la rotunda y elegante expresión y decidió que sería su frase del día.
Así que cuando salió a la calle, pasó frente a un portal en el que mucha gente entraba y salía. Un hombre fumaba apoyado con aburrimiento en la pared.
—Perdone ¿qué ocurre ahí dentro? —le preguntó el lerdo.
—Hay un muerto, es un velatorio.
—¡Ah! Pues me es indiferente —dijo el lerdo con pedantería.
—Pues a mí me suda la polla, el muerto no es mío.

Es que me parto el rabo de risa con las cosas más tontas.
Soy de simple...

Buen sexo.
Iconoclasta

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