jueves, 10 de octubre de 2019

Mosquitos climáticos


Verano de 1977: en La Escala (litoral catalán, Gerona), una noche mi madre estaba dándole a la lengua sin pausa con la familia en el jardín de la casa y llegó un momento que aumentó el doble de volumen por culpa de esos mosquitos climáticos del futuro. Al médico casi se le escapa la risa. A mí también, nunca he alardeado de buen hijo. Psé...

miércoles, 9 de octubre de 2019

domingo, 6 de octubre de 2019

Postes en el campo


Alguien podría pensar que al ser el Ripollés una comarca catalana principalmente ganadera, es lógico que por aburrimiento y desidia, las autoridades señalicen lo que no es necesario porque ya lo está con decenas de señales. Sin más malicia, con su mentalidad ganadera tratan a los ciudadanos como a las vacas y han decidido que hay que marcar con más rigor el paso de la reses humanas.
Si contamos además con que por este lugar no circulan coches, motos o camiones; que es eminentemente lúdico para peatones y bicicletas, lo absurdo llega a la comicidad.
Pero es mucho peor que una desidia o una “deformación profesional” derivada de la ganadería.
Lo real, lo exacto es concluir que realizan un ejercicio de autoridad y demostrar así a sus ciudadanos que son ellos los que ordenan y marcan por donde y como se debe caminar.
Con estos postes crean situaciones de accidente: que los ciclistas o los niños que aprenden a ir en bici se golpeen contra los grandes y llamativos postes, o se acumule gente y bicicletas en el embudo que han creado con esa mierda que han plantado.
Si generan situaciones peligrosas o irritantes, se hará necesario que intervengan las autoridades y hacerse así más necesarias en los lugares y momentos más banales e inverosímiles. Con ello tienen asegurado el control, la omnipresencia y la excusa para contratar más seguridad a costa de los siempre felices y pastoreados votantes o contribuyentes. Y todo con un objetivo fascistoide e hipócrita: vuestro Gran Hermano vela por la seguridad y el bienestar de las reses votantes.
Y aún hay más, el mensaje más duro y obsceno que transmiten esos postes con su rojo y blanco contrastando como barreras de aduanas, como mierda en la nieve, es: “No sois libres. Nosotros decimos hasta donde y por donde puedes serlo”.
Con sus deseos de crear más fronteras, los ilustres próceres de la sociedad no pueden reprimirse de crear puestos y sistemas de control y represión hasta donde pastan las vacas, jodiendo el paisaje y mi libertad con su omnipresencia de mierda.
Sin ser necesario.
Sería de risa si no fuera tan ofensivo y degradante como los chequeos de control de los aeropuertos.

La bombilla


Ha cambiado la bombilla y al encender la lámpara se ha vuelto a fundir, chisporroteando débilmente, como enferma.
Y ha llorado una lágrima que desobediente, se ha escapado rostro abajo.
Y ha agradecido estar solo.
Porque sabe que morir no será tan fácil, ni tan rápido.
También tenía olvidado el salobre sabor de las pequeñas tristezas de las cosas.
Sin pretenderlo y como si fuera posible, ha deseado ser bombilla u objeto para morir cómodamente.
Mañana volverá a comprar en la ferretería otra bombilla; pero no la encenderá, no es bueno abusar de las cosas saladas.
Luego ha bajado la persiana del salón y ha encendido un cigarrillo en la penumbra, sentado al lado de la lámpara que no luce.
Y ya.

martes, 24 de septiembre de 2019

Da miedo el bicho


Aún me pregunto cómo han dejado entrar en la ONU y otras sedes oficiales internacionales a una niña participante de un teleconcurso. No me lo pregunto, es retórica.
Todo el mundo sabe y si no mi gato os lo explica que, si Greta (que cada día le encuentro más parecido con Gollum, incluso coinciden las iniciales) no entra en la sede oficial de alguna entidad internacional, seguramente los adolescentes aborregados y de pocas luces que la siguen, tuiteros y feisbuqueros crédulos como niños de tres años, entrarían en crisis de histeria y serían capaces de tirarse ellos mismos gas pimienta en los ojos manifestándose desnudos y bailando algún perreo hortera de marcado carácter infra cultural en algún vertedero.
Por otra parte, además de fea como un Diablo de Tasmania, la Thunberg es terrorífica. Con ella podrían hacer El Exorcista Reloaded, en la que natural e inevitablemente interpretaría a Regan, la niña posesa (Trump sería el figurante gordo que va comiendo un perrito caliente con la barriga asomando por la cintura del pantalón y una camiseta llena de manchas de grasa y ketchup).
Respecto a sus lágrimas, es fea, es antipática y un monstruo de la telebasura; pero eso no quita que a su edad reconozca el nivel de imbecilidad de la humanidad en general y tenga la habilidad de llorar con un mal disimulado histrionismo, por el que sus padres han debido pagar un dineral en una escuela de actores.

lunes, 23 de septiembre de 2019

Real Cañada temporal


¿Veis? Miles de barceloneses que han recorrido miles de veces la calle Vía Layetana (ayer domingo se llamó Real Cañada Vía Layetana) y varias veces por semana, acuden como ganado bien adiestrado sin apenas pastores. Conocen bien sus vías ganaderas.
Y así todas las ciudades, y así todos los vulgares, y así siempre.
O sea, estás hasta el coño/cojones de la puta cárcel que es una ciudad como Barcelona y pierdes un día de fiesta paseando por la misma mierdosa calle que has visto toda tu mediocre vida porque te dicen que no hay coches este domingo e ilusionado y obediente te vas a dar un baño de multitud de carne sudorosa en tan pequeño espacio para nada.
Espero que los borregos al final, tengan un trato humano al ser sacrificados; que antes del degüello sean aturdidos para evitar demasiado sufrimiento y su estrés.
Es un deseo puramente cortés, realmente me importa una mierda si los aturden o no.

domingo, 22 de septiembre de 2019

Amor filial


- ¿A quién quieres más: a papá o a mamá?
-Es que mamá está que te cagas de buena. Haced lo que queráis con papá.

viernes, 20 de septiembre de 2019

Murf y su cerebro pequeñito


Me jode la cantidad de videos que corren por todos los sitios de internet sobre gatos haciendo genialidades.
Los gatos tienen un cráneo muy pequeño, por lo tanto su cerebro es poco más que la nuez de Homer Simpson; y aunque útil para su naturaleza vanidosa y destructora, no juegan al ajedrez ni desafían a Einstein con teorías revolucionarias.
Murf ha intentado cazar con decisión paranoide la mariposa tras la ventana.
Y ahora pienso en esos supergatos de yutup, feisbuc y otras páginas de video-mentiras y lo mucho que me toca los cojones que al igual que tantos hijos que nacen superdotados hoy día, también ocurre lo mismo con los gatos. Porque raro es el gato o hijo que no es superdotado y que requieren escuelas muy caras para educarlos, ya que los padres no son tan listos como debieran.
Todo lo que sale en videolandia, es magnífico o súper emocionante y súper triste.
Pues mi gato tiene un cerebro pequeñito y es muy capaz de pasar tres horas así de feliz él y así de aburrido yo.
No es que lo quiera menos por ello, sé lo que es un gato con su cerebro microscópico; pero no le voy a prestar atención cuando me explique sus desvaríos sobre las teorías filosóficas de Kierkegard.


Histerias de la corrección de los idiotas


Pues a mí me importaría el rabo de la vaca que Mandela se pintara de blanco marfil, incluso de rosa maricón.
Son tan idiotas que tienen la obsesiva parafilia de hacerse mártires de sí mismos por un insano masoquismo.
Eso y querer ganar más votos y simpatías en las redes mierdasociales.
El Trudeau debería ser presidente de una casa de putas, y que deje la política para hombres y mujeres con carácter y carisma.
Esta sociedad amariconada necesita algo de eficiencia y menos likes de mierda.
Porque está más que probado, que un idiota llama a más idiotas, incluso los multiplica como Jesusito multiplicaba panes y peces en su particular paranoia.


jueves, 19 de septiembre de 2019

El peso del planeta


Todo el peso del mundo cae sobre tus hombros cuando los horizontes trazan indoloramente en las pupilas, perspectivas de grandezas y lejanías de una belleza devastadora para el alma clavada entre los tejidos y los huesos. 
Y los cielos prometen tormentos y tormentas, tal vez unas gotas de sangre espesa sobre viejos ojos entornados.
Pesa un millón cuando sabes que no puedes abarcar todo eso, hay tanto espacio y tan poca vida…
Y ese peso te hace pequeño, ínfimo. Un mierda.
Quisieras ser un dios para meter toda esa belleza en una bola de cristal que adorne la vitrina del salón.
Quisieras estar con ella, que te tome la mano cuando sientas que los huesos se tronchan con ese peso.

Sonreír al despertar


¿De verdad existe alguien que sonría al despertar? ¿Se puede tener el cerebro tan vacío y ser un infantil patético para sonreír en ese momento legañoso?
Al despertar me pregunto quién cojones me va a joder hoy.
Si sonrío, es ante las necrológicas del periódico, por alguien especialmente odiado o simplemente despreciado.
Incluso por alguien que tuvo más suerte que yo.
No soy un buen bicho al despertar.
Claro, que tampoco hago nada por evitarlo. Me parece correcto.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Episodios de otoño


Al final del verano se hicieron amarillentas, sobre todo en lo más alto de las copas, donde la savia apenas llega de puro cansancio, por el calor acumulado y la evaporación de las cosas.
Y ya en otoño, cuando se hicieron doradas, cayeron al suelo porque el oro tiene un elevado peso específico y los peciolos no soportan esa carga de bella e inmensa riqueza.
Si no estás cuando caen, dios el sarcástico, las convierte en laminillas húmedas de oropel barato, sin ningún valor en los mercados de metales preciosos. Los buscadores de oro lloran con su codicia insatisfecha observando casi incrédulos la hoja entre sus dedos que no vale una mierda ahora.
Los usureros tristes y decepcionados, ansiosos de acaparar; deciden así buscar setas y hongos que huelen a humedad y moho y que, en muchos casos nacen de la infamia de la tierra; cosas que callan muy astutos ellos para semejar hábiles y sibaritas culinarios al llegar a sus casas con su vergonzoso fracaso áureo a cuestas, allá en el fondo del cesto, bajo las sucias setas.
Yo al igual que dios, me río feliz de estas deliciosas frustraciones de otoño.
Me gustan más las hojas que manchan las montañas de menstruación, me hace pensar más en las mujeres y follarlas.