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domingo, 6 de enero de 2013

Muertes navideñas




¿Por qué es tan triste morir en campaña navideña?
(Aclarando: es triste para muchos. Porque a mí me suda la polla morir en navidad o en el día de la fiesta nacional de Yibuti).
Todo es por culpa de la publicidad y de aquella cancioncilla: “Vuelve a casa vuelve. Por navidad”.
Qué chochos…
Lo importante es que haya más espacio. Estoy harto de apreturas; que se mueran cuando quieran, pero que lo hagan, coño.
Y si sois sinceros, estaréis de acuerdo conmigo en que no hay nada como tener un muerto que murió en estas fechas cuando pasa la publicidad sensiblera por la televisión. Eso une más a tu mujer con su amante. No tiene una mierda que ver; pero si ella dice que su primo tercero murió en navidad, tú te la follas con piedad cristiana y sin preocuparte demasiado por el condón.
Además, los que mueren en navidad, tienen una muerte más dulce; cosa que es lógica por el alto nivel de glucosa de tantos dulces baratos que toman.
Luego (“aluego” para los más navideños que son los más incultos) viene la borrachera con los licores también navideños y comienzan entonces a salir los trapos sucios del difunto, que hacia las cinco de la tarde de la comida de navidad, tras tomar todos cava y licores como camellos (abuelitas y pequeñines includes), resulta que el occiso era un hijolagranputa. Y acaban riéndose en familia de lo pequeño que era su pene.
Muerte entrañable, dulce y jocosa. Maravilloso.

Buen sexo.
Iconoclasta

viernes, 9 de noviembre de 2012

Humildad cristiana




Vamos a ver:
Que Jesús naciera en un humilde pesebre lleno de mierda y garrapatas… ¿Es una leyenda con la que pretenden consolarme de mi pobreza y mala suerte? ¿Pretenden que me conforme?
Pues me cago en el Niño Dios y la jodida mula que le hace ojitos tiernos al buey.
Que tome nota el maestro de lo bien aprendida que está mi lección de humildad.
Y que San José y la Virgen dejen de poner cara de idiotas, coño. No es santidad lo que sienten, simplemente no tienen qué cagar.
Divino el Espíritu Santo... como le acierte con la piedra a la jodida paloma, se va a comer la ramita de olivo.
Y la mirra y el incienso, que se los metan en el culo, yo quiero la plata.
Paz.

Buen sexo.
Iconoclasta