miércoles, 1 de abril de 2020

Lo sabía, no muere quien debe


Ellos, los puercos que ordenan cada día mi presidio, mi cárcel, siguen vivos.
Sabía que sería así, no mueren los que deben. Los que quiero que revienten.
Los puercos lucen lustrosos cada día en los televisores, más sanos que una manzana.
Yo esperaba con cierta ilusión que algún hijoputa del poder muriera. ¡Qué ingenuo!
Yo esperaba que esos putos puercos que me impiden pasear libremente, murieran, no todos, pero al menos un centenar sí.
Los presidentes y vicepresidentes siguen vivos, como los ministros.
Me cago en San Dios Puto…
Ellos pueden pasear por sus grandes jardines de un millón de putas hectáreas y yo tengo casi que pedir permiso para comprar tabaco.
No mueren.
El coronavirus es una estafa, solo afecta a los que ellos pretenden.
Los quiero muertos, soy ateo y rezo cada día porque así sea, amén.
En el nombre de la puta madre que parió a mis puercos carceleros de mierda.
Pasará el coronavirus y cuando todo esté arruinado, ellos respirarán libremente, esas hienas que se alimentan de mierda y son inmunes.
¿Por qué no vomitan los pulmones ante las cámaras de televisión mientras firman sus decretos de cárcel y ruina?
La puta madre que los parió, las serpientes son inmunes a sus propios venenos.
Bueno, pues si no es el coronavirus, que un cáncer los pudra y cuanto antes mejor.
Quiero ser libre de una puta vez sin cometer algo horrible (horrible para ellos)
Hijo putas…
No mueren los que deben.
Cada día igual, vivos los hijoputas.
No mueren los que deben,
no mueren los que deben,
no mueren los que deben,
no mueren los que deben,
no mueren los que deben.

No hay comentarios: