martes, 24 de septiembre de 2019

Da miedo el bicho


Aún me pregunto cómo han dejado entrar en la ONU y otras sedes oficiales internacionales a una niña participante de un teleconcurso. No me lo pregunto, es retórica.
Todo el mundo sabe y si no mi gato os lo explica que, si Greta (que cada día le encuentro más parecido con Gollum, incluso coinciden las iniciales) no entra en la sede oficial de alguna entidad internacional, seguramente los adolescentes aborregados y de pocas luces que la siguen, tuiteros y feisbuqueros crédulos como niños de tres años, entrarían en crisis de histeria y serían capaces de tirarse ellos mismos gas pimienta en los ojos manifestándose desnudos y bailando algún perreo hortera de marcado carácter infra cultural en algún vertedero.
Por otra parte, además de fea como un Diablo de Tasmania, la Thunberg es terrorífica. Con ella podrían hacer El Exorcista Reloaded, en la que natural e inevitablemente interpretaría a Regan, la niña posesa (Trump sería el figurante gordo que va comiendo un perrito caliente con la barriga asomando por la cintura del pantalón y una camiseta llena de manchas de grasa y ketchup).
Respecto a sus lágrimas, es fea, es antipática y un monstruo de la telebasura; pero eso no quita que a su edad reconozca el nivel de imbecilidad de la humanidad en general y tenga la habilidad de llorar con un mal disimulado histrionismo, por el que sus padres han debido pagar un dineral en una escuela de actores.

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