martes, 26 de diciembre de 2017

Horas tristes


Hay en el día horas tristes y horas para la sonrisa.
Las tristes son las que te deseo y no estás.
Las horas de la sonrisa, no las marca mi reloj.
Tu no presencia marca todas mis horas, ergo todos los días son oscuros.
Qué tonto soy, porque acuno esta tristeza como un privilegio.
Y pensándolo bien, mejor la tristeza; porque cuando intento sonreír siento molestias en las orejas, supongo que me falta piel en el rostro.
Sonríe, por favor, no es una hora alegre; pero hago lo que puedo, lo intento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Una hora tristísima es esa
en que pienso que me estarás olvidando:
como yo también olvido las cosas que no son importantes.
Como yo olvido cerrar la puerta, poner seguro al cerrojo,
como cuando olvido guardar el café,
las servilletas en los restaurantes,
como cuando olvido las llaves, la cartera,
el bolígrafo, la gasolina del automóvil,
como cuando olvido poner mi nombre en los exámenes,
tener miedo y pudor,
como cuando olvido que debo olvidarte,
como olvido cómo amar y cómo vestirme
(aunque siempre recuerdo como desnudarme)
como cuando olvido la leche y el pan antes de llegar a casa,
el reloj, los cigarrillos (pocas veces) y ser cortés,
olvido que la poesía y tu cuerpo son la misma cosa,
como cuando olvido cargar el móvil,
no fumar en los lugares cerrados,
como cuando olvido que no debo insistir demasiado
cuando la distancia no es corta,
como cuando olvido que tengo marido,
como cuando olvido que eres aquel puñado de silencio cada vez que sonrío,
como cuando olvido que andas mucho tiempo en mi cabeza,
como cuando olvido que debería tener más sexo los lunes,
más insomnio los martes, y dejar de pensarte el resto de la semana,
como cuando olvido que escribo para sentirme más viva
como cuando olvido los finales pero nunca los principios,
como cuando olvido que olvidar es un arte para aquellos que ya han sido olvidados.
como cuando olvido que debo terminar los poemas...
y ya olvidé el porque estaba escribiendo sobre lo que ya estaba olvidado.
Feliz día, Iconoclasta

Iconoclasta dijo...

Magníficas palabras...
Una sonrisa preñada de melancolía y recuerdos para la olvidadiza escritora.
Feliz día.