martes, 19 de septiembre de 2017

La alegría de los idiotas


Si alguna vez has confundido alegría con imbecilidad, no te preocupes; tu percepción del mundo es perfecta.
Son normales estas pequeñas confusiones, ya que entre la euforia y la imbecilidad hay una tenue línea difícil de discernir.
Esa línea es la ignorancia y no siempre es evidente con un primer vistazo.
La ignorancia es la primera causa que dispara la alegría en el ser humano.
Raramente se es feliz cuando se tiene cierto conocimiento y experiencia de la vida.
Así que no te preocupes por equivocarte y juzgar idiota al que se siente feliz, porque con toda probabilidad acertarás.
Un ejemplo son los manifestantes que se congregan pacíficamente esperando que las autoridades cedan a sus deseos porque son civilizados y en su ignorancia no pueden imaginar la violencia y la guerra que aguarda.
De lo contrario, se manifestarían con más elegancia y sin festividad idiota. Con elegancia.
No sirve de nada la historia en sus mentes felices.
Esto es uno de los más vulgares casos de ignorancia.
Así que, humano que veas feliz y contento, da por supuesto  que es idiota.
Y tranquilo, que así será toda la puta vida mientras pises el planeta.


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