domingo, 27 de noviembre de 2016

Dictarevolucionarios


La cultura sin libertad crea doctos esclavos jugadores de ajedrez.
Cosas de la antigua URSS.
En Cuba tiraron más hacia la medicina. Fidel invirtió en salud, en la suya. Por ello, a pesar de fumar esos puros tan apetecibles, llegó a tan viejo.
Aunque su gusto por la ropa merecía un pelotón de fusilamiento.
La vida y lo que hizo Fidel no tiene nada de controvertido, es clarísimo lo que fue: un tirano que esclavizó a un país diciéndole que no necesitaba libertad. El pueblo se tenía que limitar a trabajar mucho, algunos eran elegidos y obligados a ser médicos. Y sobre todo, mucha cultura inocua e inservible de distracción; ya que no había dinero para emborrachar al pueblo con vodka como hicieron los jefes soviéticos.
A Stalin la historia lo ha colocado en el apartado de los genocidas.
Y Castro era a Stalin, lo que Mussolini a Hitler: el colega pobre y el colega rico.
Y en este punto, sobre pobreza y riqueza de tiranos, la cosa es tan clara, que dan ganas de tirarse un pedo con tranquilidad, fumándose un puro claro: el tirano rico es el que tiene más esclavos para explotar. Así que Castro era el colega pobre por una simple cuestión aritmética y demográfica.
El dictador idiota de Corea del Norte, Kim Jong-un; también lucha contra el imperialismo de Estados Unidos.
Vamos, que la excusa anti-imperialista y pro-obrera, está demasiado explotada.
Y el dictadorcillo coreano, también tendrá sus fans y acérrimos seguidores que lo consideran prácticamente un ángel de la guarda. Pero claro, no son los que han padecido abuso y crimen.
En España, todos aquellos que carecían de inquietudes culturales, sociales y políticas (analfabetismo, aunque supieran escribir su nombre), con Franco eran felices; a pesar de que conocieran algún familiar díscolo y con demasiada inteligencia (y por ello merecedor de lo que le pasara) que fuera encarcelado, torturado y fusilado.
Todos los tiranos dedican su puta vida a su amado país y a su pueblo; o sus camaradas obreros. Y se enriquecen en nombre de su patria, del anti-imperialismo, del fascismo o el comunismo.
Y Castrito se fumaba unos puros, cuyo precio equivalía al jornal mensual de sus amados camaradas obreros.
Era solo uno de tantos oradores con complejo mesiánico; pero que además, obligaba a escuchar al pueblo discursos maratonianos, algunos de hasta cuatro horas de rollo.
Y si no necesitas libertad ni una buena formación humanística, es razonable que tengas al bicho por el puto Mohamed Alí de la revolución inamovible.
La misma revolución que se desarrolla con la noria en la jaula del hámster.
Castro no era polémico ni complicado, era más sencillo y fácil de ver que un excremento en la nieve.
Dicen que hizo cosas buenas, yo también.
Lo complicado y controvertido está en los que hablan sin memoria histórica, sin lógica, llevados por una cándida ingenuidad infantil que nace de la ignorancia y la superstición.
Los hay políticamente correctos, los hay ilusos, los hay infelices y estoy yo para contaros la auténtica y sencilla verdad que sois incapaces de encontrar en la ilustrada claridad de los anales de la historia.
Siempre he envidiado esos puros que se fumaba...

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