domingo, 15 de noviembre de 2015

Invierno cruento


El invierno es imbatible. Nada puede contra él.
En las tardes de los domingos convierte las calles en cementerios con nichos iluminados.
El invierno arrasa el ánimo de los humanos en sus últimas horas de libertad y hace unas calles bella y desoladoramente vacías.
Es curioso como el desánimo de los demás es mi placer y salgo a pasear como si el vacío fuera mi íntimo amigo.
También ocurre al revés, demasiadas veces, en las que el placer de la humanidad es mi desdicha; pero ahora no importa, en este banco helado, en este paseo congelado por el frío y la soledad, sonrío yo. El mundo es mío.
Cuando eres perdedor profesional, los pequeños placeres se convierten en  sangrientas victorias.
Ahí va la sonrisa herida por un final feliz que no tendré.
¡Ja...!

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