jueves, 6 de agosto de 2015

Árboles agonizantes


Los árboles mueren y son desenmascaradas sus raíces por la propia tierra que los alimenta.
He visto árboles que han perdido el suelo entre sus raíces y se encuentran al borde mismo del aire esperando que las próximas lluvias les arrebate la poca tierra a la que aún se clavan.
Vivir es maravillarse ante lo bueno y lo malo.
Y suele ocurrir que lo malo tiene una belleza profundamente hiriente y espectacular.
El árbol siente una total indiferencia a morir, lo dicen sus raíces secas y tiesas que asoman de la tierra como nervios de un miembro amputado. Hay dignidad en la muerte del árbol.
Sus vidas son largas y así sus agonías.
No sería viable la razón con una naturaleza arbórea.
Es lógico que no piensen, que no tengan cerebro.
Y un descanso para mí, saber que no sufren, porque hay veces que no sientes respeto por tu propia vida, sin embargo, la vida de otros seres se hace importante. No sé porqué, pero ocurre.
Supongo que a veces puedo ser torpemente sensible, por decir poco, por decir lo mínimo.
Si perdiera el piso que me sustenta, me pondría triste y temeroso, incluso histérico... Tal vez en otra ocasión, ahora no.

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