Rezad por vuestra alma inmortal, bellas y amadas mujeres. En unas horas seréis mías.
No os podréis resistir a mí. Os haré madres y las que ya lo seáis, repetiréis de nuevo. Y además me mantendréis económicamente porque tendré suerte.
Mucha.
Yo me fio del amor y todo eso, pero donde este el africano profesor Maruf, que como yo es conocedor de los secretos, que se quiten las inoperantes ilusiones románticas y de justicia.
Ya sé vuestras tallas de ropa interior, Maruf me ha hecho el listado completo.
Os amo. os deseo y dentro de poco, seréis mías, mías, mías... ¡Jajajajajajaja!*
Haced lo que queráis; pero (os) podréis correr (qué bonita doble intención la de este verbo en este contexto cremoso y mágico) pero no esconderos.
Me lo ha garantizado al 100 % el Yoda Maruf.
Tendré un jedai entre las piernas, luminoso e inquieto.
Y al resto de idiotas que son mis enemigos/as y explotadores/as, os aviso: se os caerán los genitales al suelo mañana al despertar.
He pagado un dinero, pero ha valido la pena.
¡Jajajajajaja!*
(Es viernes, podría ser mucho peor...)
*Nota del traductor: es risa malvada como la del Doctor Maligno de Austin Powers, con la punta del meñique en un lado de la boca. Es necesario que lo hagáis para un mayor dramatismo y contextualización del texto en su contexto.
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