domingo, 10 de mayo de 2015

La fiesta mayor


No paran en diez días de hacer actos absolutamente aburridos.
Y los ciudadanos deben estar ahorrando todo el año para beberse unas cervezas en los bares, porque el resto del año no aparece ni dios en las terrazas.
Y lo peor es ver a los orondos componentes de las diferentes peñas de baile folclórico con las camisetas denigrantemente ajustadas. Incluso dan la triste impresión de parecer alumnos de colegios especiales a los que les han dejado salir a pasear.
Ahora mismo, está tocando un grupo de música alternativa que hace caer a los pájaros aburridos de los cables eléctricos y temo que algunos pierdan las manos aplaudiendo eufóricos.
Y no hablemos de la cantidad de niños a los que en condiciones normales no se les deja sin correa y ahora le dan insistentemente cabezazos a la mesa donde padezco una cocacola, les sangra la frente y se ríen.
Precioso. Yo me voy al cine, estaré a salvo y dejaré de escribir tanta angustia y desolación.
¿Por qué se tiran pedos creyendo que no son oídos?
Mierda, corto y cierro, esto no tiene fin.
Precioso...
¿Por qué cojones gritan: "¡Un koala, un koala!"?
Si solo hay cerdos y gallinas y algunas sillas de ruedas descontroladas, es surrealista.
Tengo miedo.

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