domingo, 1 de marzo de 2015

La verdad y la paz

Un hombre de unos 33, con el cabello hasta los hombros, barbudo y de mirada franca, calzando sandalias y vestido con una túnica sucia cosa mala; se me acercó en pleno mediodía en la desierta calle y díjome:
-Soy el hijo de Dios, si buscas la verdad y la paz, sígueme.
Y en su mano aparecieron tres clavos.
Y díjele yo:
-No me jodas.

No hay comentarios: