sábado, 14 de febrero de 2015

San Valentín o lo banal

Que no cuenten conmigo.
No voy a celebrar nada. Amar es serio como el filo de una navaja.
Amar requiere tanto esfuerzo, que no puedo darle a un santo el mérito. Es demasiado trascendente amar.
El amor requiere gravedad y una sonrisa que nazca del alma.
Una sonrisa que anule cualquier miedo, cualquier amenaza. Los amantes sonríen tranquilos porque se cuidan. Cuando amas, temes a todo lo que te pueda alejar de ella. Y luchas por mantenerla a tu lado, para que se sienta bien, para follarla salvajemente como el primer día.
Que nadie piense que es algo superficial. Yo no amo con una sonrisa. Sonrío, pero es orgullo de amar. Lo que voy a hacer es abrazarla y decirle que San Valentín, es una banalidad. No le regalo unas rosas de sangre este día porque así lo dicen las costumbres. Se las entrego como un sacrificio de amor y demostrarle al mundo que la amo por encima de lo más sagrado y antiguo.
La voy a besar con fuerza y con la sonrisa de sabernos juntos, no con una alegría ritual.
Que no me jodan, cuesta mucho esfuerzo amar.
El mérito es solo nuestro, nuestra atención, nuestro cuidado, la alegría de cada mañana despertar juntos. Y todo eso en el tumulto de un mundo estúpido plagado de envidias e incomprensiones.

San Valentín es una pantomima, yo amo sin santos con devoción a su alma y a su coño.

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