martes, 10 de febrero de 2015

La risa y la muerte

Recuerdo mi risa, una risa desencajada por un chiste durante el velatorio de mi padre. Fuimos algunos los que reíamos, seguramente los que más lo queríamos.
¿No es maravilloso nuestro sistema de defensa ante la agresión de la muerte? No se ha dado en ninguna otra circunstancia.
El cerebro aparta el dolor muy astuto él (por lo que le conviene):
"Vamos, colega. Toca reír, que te me vas a partir en dos con toda esa tragedia".
Y ríes por la cosa menos graciosa pensando: "Coño... ¿De qué me río con tanta muerte por aquí?
Y otro cuenta otro chiste...
No dejé de pensar en él cuando reía. No dejé de amarlo.
Me propuse reír más, sobre todo de mí mismo.
-En una panadería han hecho un pan de trescientos kilos.
-No tiene gracia.
-Pero tiene miga.
Como yo...

No hay comentarios: