Te susurraré un espasmo y el dolor de un miembro latiendo con obscenidad voraz.
Y el amor dejará de angustiar con su ansia.
La lujuria liberadora...
La piel agradecerá el calor de mi miembro cuando me abrace a ti buscando tu sagrado coño.
Seremos íntegramente obscenos desatando la mente de ese atroz amor.
Te susurraré luego, tras recuperar el aliento, que te abraces a mí.
Porque ya llega la ternura desencadenada.
Que los dioses nos protejan de la locura de amar, mi amor.
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