jueves, 1 de enero de 2015

Doce campanadas, un homenaje

1.Ding-Dong: un abrazo a ese ser que me sobrevivirá y superará. Es mi hijo y es un cometa recorriendo raudo el universo. Que los dioses y los astros lo cuiden, sobre todo cuando yo muera; o a costa de mi muerte.
2.Ding-Dong: una sonrisa a los hermanos y amigos (es lo mismo). A los grandes amigos que aparecen en lugares y momentos insospechados, en los mejores momentos, en los necesarios. Una sonrisa, un abrazo, un apretón de manos; algo sincero para variar.
3.Ding-Dong: por una pequeña amiga, con la que no es momento para hablar como adultos, pero es la ternura y la belleza en tamaño pequeño. Es tiempo de besos y juguetes para ella. Es inolvidable.
4.Ding-Dong: un cerrar de ojos sereno y tranquilo y la lengua humedeciendo mis labios resecos, ante la sensualidad que aparece como por ensalmo convirtiendo los minutos en deseos. Que me hace hombre desbocado y salvaje.
5. Ding-Dong: una caricia a mis gatas, peluches que respiran. Piden y dan caricias con una generosidad y una ternura, que las convierte en paradigmas de cariño.
6. Ding-Dong: la pluma entre mis dedos y las palabras que derrama en un orden adecuado. Ideas que luego no reconozco como mías. Dejar de gozar de la magia del dolor-placer de escribir, sería lo mismo que morir.
7. Ding-Dong: levanto los brazos al aire fresco de enero, que depura atmósferas y tiempos viciados y corruptos.
8. Ding-Dong: una lágrima por los muertos, por los amados y queridos muertos; siempre presentes; pero no dolientes. Dulces nostalgias que han conformado y confortado mi ser.
9. Ding-Dong: a una pierna que duele, pero no desfallece. A un dolor siempre presente, pero no inmovilizante. Tibia negra e hinchada, recubierta de piel escamada, lo haces bien amiga.
10. Ding-Dong: a un lugar que con sus vientos, cenizas y terremotos, barre miedos y miserias de la mente, los cambia por emociones más físicas. Resta gravedad al pensamiento cuando es demasiado denso.
11. Ding-Dong: a la distancia que me aleja de lo bueno y lo malo del pasado creando nuevas perspectivas, nuevas cicatrices.
12. Ding-Dong: a la fuerza y a la tenacidad que a falta de una buena inteligencia, me conduce por la vida.
No son campanadas de alegres deseos, son la vida misma, son importantes. Son reales
Porque los deseos no se cumplen y las ilusiones se rompen. Es mejor amar lo que se tiene, lo que se siente, aunque sea dolor.

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