viernes, 13 de diciembre de 2013

Tiempo que perder.

Me gusta como el sol da un brillo anaranjado a los altos edificios, tengo tiempo que perder y el brillo vira al dorado. Tengo más tiempo que perder mientras fumo y se convierte en un blanco deslumbrante.
Tengo más tiempo que perder y más cigarros que encender; pero ya no observo, me voy a un cuarto oscuro. Cuando el sol ilumina ya sin timidez, con todo su horrendo poder, la mediocridad luce ya sin engaños. No quiero vomitar, tengo el estómago vacío.
Los amaneceres son espejismos para perder el tiempo unos minutos, un dedo en el ano que acaba doliendo enseguida.

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