El amor por el prójimo se ha sobreexplotado
tanto que las mentes de la humanidad se confunden y respeta o ama a cualquier
individuo elegido al azar que no sea pederasta, claro. Porque si es asesino
psicópata, no hay problema: será sin
duda alguien con una inteligencia privilegiada (como todos los célebres
asesinos en serie) para masturbarse con las bragas sucias de su madre, gusto
éste que hay que respetar.
Pero la puta verdad es que hay individuos que
es absolutamente necesario que mueran, bien despedazados, bien fusilados. Y hay otros que
no importa que agoten recursos del planeta.
Más que amorosos (como los célebres osos), hemos
de ser sofisticados y clasista a la hora de respetar o amar a alguien.
Tengo un rollo de filantropía de doble capa extra suave con
aroma de aloe-vera, junto al inodoro.
Os quiero.
Buen sexo.
Iconoclasta
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