viernes, 16 de marzo de 2012

Haiga: una conjugación de los palurdos


El “haiga” como conjugación verbal, obedece a una merma o tara de la circonvolución frontal inferior del lóbulo izquierdo del cerebro, que domina las áreas del lenguaje y el tartamudeo.
Es una malformación que se da sobre todo en las mujeres campesinas y tribales que se pasan demasiado tiempo en la estufa preparando excesivos frijoles, memelas y sopas aguadas a sus machos, cuando éstos observan atentamente con su también dañado lóbulo temporal izquierdo, las evoluciones de veintidós tíos corriendo en el pasto tras una pelota con muy poca elegancia y llorando como nenazas por una patada que en cualquier niño o anciano sería motivo de risa.
Sus mamás dicen “haiga” y ellos dicen “fúmbol” o alguna barbaridad parecida.

Habría que meterlos en un frasco con formol antes de que se extingan, para que así sirvan de testimonio a generaciones venideras, que si son descendientes suyos, aún hablarán peor que ellos porque esto no parece que vaya a mejorar; ya que se trata de una ignorancia patológica endémica geográfica. Algo así como los hombres lobo; pero además ignorantes. Y tienen la característica de reproducirse conejilmente, no saben hablar pero follan sin cuidado. Consiguiendo perpetuar su propia especie en apenas un lustro.
(extraído de La Encyclopaedia Obscénica Iconoclasta, y no de esa mierda de la Wikipedia)

Iconoclasta

Buen sexo.

(Ilustración de Aragggón)

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