martes, 12 de abril de 2011

Las mentiras del tabaco


El tabaco no hace más daño que el alcohol; pero se persigue su uso por algo que hasta los gatos saben:
El tiempo de fumar un cigarrillo es lo mismo que si al empresario o al funcionario de clase alta o media le practicaran una profunda sodomización.
No hay otra cosa más que las ganas de joder al esclavo ese momento que se toma para fumarse un cigarrillo.
El alcohol está aceptado porque cualquier idiota con una copa de más, duplica su velocidad en el trabajo y afortunadamente en la carretera, con lo cual se suelen matar y no hay que soportarlos mucho más.

Si persiguen el tabaco por lo contaminante, que persigan los disolventes, la gasolina y muchos productos químicos que se evaporan al aire y por los cuales se callan sus efectos nocivos. Porque me fumo más tranquilo un cigarro delante de un bebé, que paseándolo por cualquier cochina calle atestada de automóviles y camiones.
Si el tabaco en lugar de dar un descanso al obrero o al trabajador, le hiciera trabajar el doble, el tabaco pasaría a ser buenísimo hasta para las embarazadas.
Y como la humanidad es un conjunto de reses con cierta indolencia e indiferencia ante el pasto o la mierda que come, traga y cree.
Y ahora me dirán, que Mahoma y Jesucristo, existieron.

Me cago en Dios...

Buen sexo.
Iconoclasta

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