viernes, 1 de octubre de 2010

Toros y rabos


Mucha tontería e histeria sobre la crueldad con los toros y desmesurada conciencia de respeto. Algo huele a podrido en Dinamarca.
Yo no me lo trago, esos sectarios anti taurinos con afán de protagonismo y ansias de absolutismo, me parecen unos envidiosos y les molesta que alguien tenga más valor que ellos. Ni el propio cobarde se siente cómodo reconociéndose.
En cuanto un cobarde saborea el poder, la tiranía está servida (Franco, Mussolini, Hitler, Stalin...).
Y es que si algo no te gusta, no lo miras.
Qué mala es la envidia...
Yo por ejemplo, no veo los toros porque estoy muy contento y satisfecho con mi rabo y mis orejas. Y si alguien me clava una banderilla, le arranco los pulmones.
En definitiva, me la pelan los toros y los cobardes.
En cambio me encantan las corridas...

Buen sexo.
Iconoclasta

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