miércoles, 5 de agosto de 2009

Los muertos en el aparador

¿Por qué esa manía de humillarnos hasta muertos, exponiendo al público la miseria en la que nos convertimos al palmarla? No es nada agradable el muerto por mucho maquillaje que le metan. Sus narices se hinchan y su piel cerúlea da grima.
Los humanos som unos degenerados, tanto, que hasta la mierda que cagan aman.
Necrofílicos todos.
Porque para colocarse frente al ataúd a reírse de su muerte y desear que exista un infierno que se pudra hasta su alma, no hace falta ver el cadáver. Es asqueroso.
Que los cubran, coño.
Sinceramente, soy delicado para algunas cosas.





Mortajas cerebrales es lo que tienen todos.
Y los familiares que los suelen ver preciosos y los besan...
¿Y esto no es algo de psiquiatra, no es una parafilia?
Claro, que las parafilias, si tienen amplia difusión entre la borregada, deja de serlo para convertirse en uso o tradición.
Pero es una enfermedad mental.
Precioso.

Buen sexo.
Iconoclasta

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