miércoles, 7 de enero de 2009

El hijo, el libro y el árbol


Escribe un libro. Ya está.
Planta un árbol. Vale, también, coño.
Ten un hijo. Como si fuera difícil...
¿Y ahora qué? Tanto follón para nada.
Estoy esperando...
Anda que la ñoñada...
Casi que voy a seguir masturbándome,
porque aquí no pasa nada.
Tampoco lo esperaba, sinceramente;
soy muy listo.

Buen sexo.
Iconoclasta

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tiene su lógica. Yo planté un libro, con muy malos resultados. Eso de que se siembra un libro en cualquier parte y crece, es una leyenda urbana. O no, tal vez es que me pasé con el riego, o lo podé demasiado. Intenté escribir un hijo, pero el condenado no se dejó. Tenía que haberlo intentado cuando tenía 8 meses, seguro que habría mostrado mayor disposición para colaborar. Con uno de 24 años no hay manera. Lo que más prometía era lo de tener un árbol. Invertí unos miles de euros en Bosques Naturales, y al año justo de soltar la pasta, me entero de que he pagado una cantidad indecente de dinero por unos plantones de nogal que cuestan diez veces menos, y que encima hay tres que se niegan a crecer, y otros tres afectados por la oruga de Nebraska. Liquidé mis matojos (porque era a lo que más se parecían) por una séptima parte de lo invertido. O sea, que tener un árbol, tampoco. Tengo un tiesto con un cactus encima del monitor, pero no es lo mismo.

El modo clásico parece mucho más aburrido, pero al menos es eficaz. Quizá, lo que habría que hacer es caso omiso de proverbios y tradiciones altisonantes y dedicar el tiempo a actividades mucho más placenteras, tales como perseguir señoras estupendas, empanar calabazas o aprender heurística diferencial.

Iconoclasta dijo...

Parvus, has pasado más aventuras y sinsabores que David Crocket.
No te tomes a mal lo que te voy a decir: creo que además de pelo confuso (jocosamente confuso) hay cierta acidez cuyo origen se encuentra en el hartazgo de estas fiestas pasadas.
Estoy de acuerdo con enviar a Sodoma toda tradición y proverbio paleto.
De las actividad alternativas que has propuesto, me quedo con la de sátiro porque lo de las calabazas me parece exótico; pero intrascendente. La heurística una árida afición.
Me ha llamado la atención lo de escribir un hijo y como soy un poco copión, voy a probar con el mío que ahora tiene 15 años y tal vez aún se deje garrapatear alguna cosilla en el lomo.
Gracias por el buen rato, Parvus canis calidus (y yo que pensé que lo había leído todo ya...)
Buen sexo.